noviembre, 03 20211 minuto de lectura
Aprendiendo tras disfraces
por María Soledad Aguilar
Jugar a disfrazarse tiene muchísimos beneficios para los niños y niñas y lo mejor es que no es necesario esperar algún festejo o fecha específica para hacerlo, ya que el juego con disfraces cumple una importante labor pedagógica en los ámbitos social, afectivo-emocional, cognitivo y psicomotor. Jugar a disfrazarse les ayuda a fomentar la imaginación, fortalecer las relaciones, mejorar la comunicación entre muchas otras ventajas como:
- Cada vez que un niño se disfraza está adquiriendo sin darse cuenta una serie de conocimientos, imprescindibles para la vida adulta.
- Desarrolla de la creatividad y aumenta de la imaginación. Aprenden a expresarse con libertad y comunicar su forma de ver el mundo.
- Elimina las barreras y los límites.Al disfrazarse de otra persona, el niño o la niña se arriesga a salir de su zona de confort y puede mostrarse de un modo que antes no lo hacía.
- Elimina tensiones. Los disfraces potencian el pensamiento simbólico. Es un pacto implícito entre los niños como inicio de un juego
- Ayuda en la expresión de los sentimientos. Este tipo de juegos es utilizado en terapias infantiles para apoyar miedos o timidez. Desde el ámbito afectivo-emocional, los disfraces son excelentes promotores de experiencias, emociones y fantasías.
- Desarrolla la empatía. Al convertirse en otras personas, los niños y niñas aprenden a sentir los sentimientos de los demás de otro modo.
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