Indagación apreciativa, un reto educativo
por María Soledad Aguilar
La investigación apreciativa, desarrollada en los años 80, por David Cooperrider da un panorama interesante para la educación actual, y para el desarrollo de investigaciones en el aula opuesta a la investigación traidiconal.
La indagación apreciativa engloba en concreto una nueva visión o metodología, que a través de la búsqueda guiada por la curiosidad se enfoquen los esfuerzos en todo aquello que nutra, en lo que ayuda a progresar, con el fin de aumentar el valor.
Se trata de dejar de lado una investigación o generación de proyectos que se enfoque en los errores pues tal como decía Mafalda, ¿somos “problemólogos” o somos “solucionólogos”?, cualquiera que sea la respuesta caracteriza la situación investigativa a la que la educación está acostumbrada y a la que exponemos a los estudiantes, a resolver problemas. Partir de los problemas implica partir del error, de las deficiencias, de lo que está mal pero y si dejamos de ser problemólogos y pasamos a ser apreciólogos?
Una de las habilidades importantes en el desarrollo de una persona es la capacidad de resolver problemas, muchos de los indicadores de éxito se enfocan en esta destreza y la escuela ha puesto mucho esfuerzo en aportar el desarrollo de estas habilidades y no está mal, pero hay alternativas y darles a los estudiantes diferentes posibilidades de indagar su realidad les ayudará a plantearse diferentes visiones ante la misma.
Es posible observar el mundo desde otra posición, que se enfoca en distinguir y trabajar con aquello que hace posible el cambio, no en aquello que lo obstaculiza. El enfoque apreciativo es propositivo, proactivo, se enfoca en las posibilidades y busca la coconstrucción de alternativas a partir de las potencialidades.
Hay varias premisas que apoyan la importancia de este enfoque y es que claramente el lenguaje que utilizamos crea nuestra realidad, entonces a que tipo de lenguaje estamos acostumbrados o en qué tipo de lenguaje queremos que los estudiantes se planteen una investigación.
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Las preguntas son altamente movilizadoras, tanto para actuar, como para involucrarnos y visualizar nuevas rutas de cambio y mejora.
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No es cuestión de rechazar o negar los errores sino de quitar la carga negativa que les hemos impuesto y apreciarlos como hechos o circunstancias impulsoras de mejora.
Este modelo innovador se basa en cuatro pasos imprescindibles que ayudan a guiar una investigación:
- Descubrir: que es lo que está funcionando bien
- Soñar: cual sería el mejor escenario posible
- Diseñar: actividades concretas que lo moverán hacia su visión
- Destino: es decir comprometer con las aspiraciones y mantener la energía y la inspiración que se acumuló durante las fases de descubrimiento y sueño.
Cuando cambiamos el enfoque, los roles y la participación de los agentes( estudiantes, docentes y comunidad educativa) cambian también; y así cada uno desde sus competencias, habilidades y talentos aportan en este proceso investigativo para que, desde sus mejores realizaciones y prácticas puedan apoyar en el proceso.