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noviembre, 19 20192 minutos de lectura

La importancia del juego dramático

por María Soledad Aguilar

Según investigaciones de la Universidad de Columbia Británica en Canadá, potenciar el juego dramático y el aprendizaje práctico en la infancia ayuda a obtener mejores resultados, tanto académicos como en habilidades de autocontrol y atención, además ayuda aumentar la alegría de los niños frente al aprendizaje y reducir el agotamiento de los maestros.

Según la profesora del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Columbia Británica en Canadá, Adele Diamod los niños no logran aprender tanto si los tenemos durante largos períodos absorbiendo información de la forma tradicional al contrario el rendimiento mejora si se les permite mantenerse activos. Es por ello que ella junto a varios colegas aplicaron un plan de estudios llamado “Herramientas de la mente” que fue desarrollado en 1993 por los investigadores estadounidenses Elena Bodrova y Deborah Leong. Que se basaba en estudios de Vygotsky sobre el desarrollo de las Funciones Ejecutivas (FE) y que enfatiza el juego social para el funcionamiento ejecutivo en un entorno del mundo real.

Cuando nos referimos a funciones ejecutivas hablamos de aquellas destrezas, estrategias, herramientas y procesos mentales utilizados durante un evento específico que permiten al niño y adulto trabajar eficientemente, son esenciales para la salud mental y física, y para alcanzar el éxito en la escuela y la vida. Son las que hacen posible que pensemos antes de actuar, de ser capaces de resistir tentaciones, de estar enfocados, de jugar mentalmente con las ideas, la razón, la resolución de problemas de manera creativa, de percibir mentalmente las cosas desde diferentes perspectivas, de adaptarnos rápidamente a diversas circunstancias, de recibir nuevos y anticipados desafíos y de sacar provecho de manera flexible a oportunidades inesperadas.

Según el Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard existen tres habilidades ejecutivas principales: control inhibitorio, flexibilidad mental/cognitiva y memoria de trabajo. Sin embargo, Barkle en el año 2012, describe siete funciones ejecutivas en el siguiente orden:

  • Conciencia de sí mismo: Es la habilidad de ver lo que uno está haciendo es decir de dirigir la atención a uno mismo
  • Control inhibitorio: Es el proceso de control del sistema motor, es decir el control de los impulsos permitiéndonos así resistir tentaciones, distracciones y hábitos.
  • Memoria de trabajo: Es la habilidad de retener y manipular información en nuestra mente durante cortos periodos de tiempo
  • Diálogo privado: Es la habilidad de hablar con uno mismo con el propósito de guiar sus pensamientos y su comportamiento. Esta habilidad permite crear, planificar y visualizar ideas en la mente.
  • Manejo de las emociones: Es la capacidad de alterar o provocar sus propias emociones lo que nos permite manipular las emociones e imágenes para así poder relacionarse con otras personas. (empatía)
  • Manipulación del estado de motivación: Es la habilidad de crear una motivación propia
  • Planeación de resolución de problemas: Es la capacidad de manipular su entorno para resolver distintos problemas, nos ayuda a preveer las consecuencias que tienen las diferentes acciones que realizamos.

Si nos enfrentamos a un mundo donde la información cambia rápidamente es ilógico que pretendamos educar solamente sobre contenidos, datos o cifras estáticas que tarde o temprano quedarán obsoletas y que además están al alcance de un click; las verdaderas herramientas que podemos brindar a los niños y que además son de carácter  atemporal, sin fecha de vencimiento, son entre otras, las funciones ejecutivas que les permitirá ser funcionales en cualquier rama que deseen especializarse tanto a nivel universitario, laboral y en su día a día.

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