Más allá de una mascarilla
por María Soledad Aguilar
En muchos países alrededor del mundo se ha planteado el retorno a clases de los niños de manera presencial, pero ¿qué contingentes se están tomando en cuenta para esta nueva propuesta?, esta generalizada la oferta de precautelar la salud física de los niños, pero dentro de este proceso ¿se ha planteado propuestas que atiendan la salud emocional?
No debemos olvidar que estamos atravesando un momento fuera de lo normal que independientemente de la experiencia individual, ha sido una etapa traumática con tintes más acentuados en algunos casos que en otros, pero sin duda para todos ha sido una experiencia dura y diferente.
El retorno a las escuelas debería hacerse cumpliendo con todas las garantías, y con ello no sólo me refiero a la salud física sino a la emocional, pues de lo contrario los niños podrían sufrir las consecuencias de una actuación precipitada y drástica.
No olvidemos que ya en esta pandemia los niños han tenido que adaptarse a nuevas vivencias y escenarios, pero cómo podemos solventar una adecuada transición de regreso a la escuela en un escenario tan incierto; en el que si ni siquiera nosotros como adultos tenemos confianza de que esta sea la mejor opción.
Los niños al regresar a la escuela ya tendrán que adaptarse nuevamente a un cumplimiento extra de medidas de bioseguridad, pero en este proceso no debemos olvidar nunca la transición y adaptación emocional que ellos van a tener que enfrentar.
Han pasado este tiempo en cuarentena alertados sobre un inminente enemigo invisible que ha causado mucho daño. Retornar a la escuela con esta premisa tan acentuada en sus cabezas es realmente abrumador y si ahora pretendemos hacer esta transición de regreso a las aulas sin atender adecuadamente dichos procesos emocionales, nos vamos a enfrentar a problemas mucho más serios.
Sin ninguna intervención los niños sentirán que el acudir a clases es muy peligroso, creando fantasías gigantes tan angustiosas que no serán capaces de manejar, y si ellos se sienten en un estado de peligro constante, aprender va a ser tarea complicada. Con este virus inconscientemente estamos mandando el mensaje de que su cuerpo puede hacer daño a los otros y viceversa lo que está ya generando ansiedad y estrés por eso es necesario poder acompañarlos en un proceso de aceptación de su nueva realidad, entendiendo sus sentimientos. Cuando más pequeños es necesario explicar las cosas de manera muy concreta puntual y logística; qué va a pasar, dónde vamos a ir, qué se puede hacer, qué debemos usar, etc.
En la historia, según mencionan varios expertos, durante pandemias anteriores se ha observado cuadros de depresión y estrés postraumático, incluso en población infantil, que han tenido consecuencias a largo plazo sobre la función cognitiva, memoria y a la neuroplasticidad. Atenuar estos impactos es una tarea de todos, no por creer que los niños logran adaptarse rápidamente vamos a descuidar intervenciones necesarias, el primer paso es tomar en cuenta sin ignorarlo y sin subvalorarlo, partiendo de esto podremos adecuar estrategias conscientes y respetuosas para acompañar en este proceso a los niños.
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