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niña caminando en un muro tomada de la mano de su mamá
febrero, 19 20202 minutos de lectura

Cómo fomentar la autonomía infantil en sociedades “peligrosas”

por María Soledad Aguilar

La sobreprotección de la infancia se produce en todas las facetas de la vida, no sólo para prevenir que niños y niñas se enfrenten a posibles riesgos físicos, sino también para evitar conflictos con otros o  evitar enfrentarse a alguna dificultad, al aburrimiento o, incluso, al cansancio. El exceso de protección irónicamente, deja desprotegidos a los niños, su autoestima, su confianza en sí mismos y su creatividad se ven afectados.

Cuando los adultos están constantemente advirtiendo a los niños sobre el peligro sin darles la oportunidad de enfrentarse a estas experiencias, claro a la medida de que no se vulnere su integridad, estamos privando a los niños de oportunidades para aprender habilidades en el manejo de los pequeños riesgos, por lo que no lograrán fomentar su capacidad en la resolución de conflictos y se volverán más y más dependientes, más y más vulnerables. Por lo que fuera del control adulto, o bien quedará paralizado o bien asumirá riesgos fuera de medida.

Es claro que actualmente vivimos en una sociedad donde impera el miedo o, al menos, la desconfianza. Hay una percepción generalizada de que el entorno es un lugar peligroso, incluso más para los pequeños, pero en la realidad estamos transfiriendo estos sentimientos a la crianza de nuestros niños es por eso importante trabajar de manera conciente para promover la autonomía dentro de nuestros hogares y en las escuelas, entornos seguros y familiares para ellos, de modo que podamos brindarles la estabilidad que requieren.

Para lograr autonomía primero debemos conseguir que el niño tenga un autosetima alta para que pueda ser capaz de intentar e intentar hasta lograr su objetivo. La idea no es que los niños hagan TODO por si solos sino que sea capaz de realizar por sí mismo aquellas tareas y actividades propias de su edad y más aun que pueda desenvolverse de manera libre y segura dentro de la escuela, fuera de la escuela, en actividades académicas, culturuales y familiares que el niño sepa que es importante y que lo que hace tiene un valor.

Es necesario que quitemos el prejuicio del no puedo, darle valor positivo al error como manera de aprender, evitar hacer las cosas que los niños pueden hacerlo por sí mismo, enseñar hábitos que deben adquirir la mayoría de niños de su edad (higiene, alimentación, etc), dar pequeñas responsabilidades acorde a su edad; todo esto es primordial para promover su autonomía, de modo que cuando deban enfrentarse a problemas sepan diferenciar las circunstancias en las que son capaces de resolver los problemas solos, o bien puedan acudir con confianza a alguien que los proteja.

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